sábado, 4 de diciembre de 2010

Pisando las nubes

Diciembre. Se acaba el año. La tan mentada crisis, cebándose en unos más que en otros, aleja de toda utopía, de pueriles esfuerzos fatuos, cualquier esfuerzo por salir adelante, por sobrevivir en el magma de competitividad cerril que nos cerca. La vida diaria se nos vuelve insoportable: el paro, precariedad laboral, insostenibilidades económicas, etc. Bastante tenemos con lo nuestro. De vez en cuando, los viejos güestistas contemplan nostálgicos el cristal de la ventana, y recuerdan añorantes los tiempos en que jugaron a ser dioses, a levantarse contra la cotidianeidad, a luchar contra su destino. Alguien pone la radio y suena "Run to the hills", de Iron Maiden. La sangre hierve. No somos autómatas. Hubo en tiempo en que coronábamos cumbres, en que doblegábamos con vanidad los techos más acres, en que nos creíamos águilas. La canción avanza. Asturias nevada, y nosotros en casa. "Run to the hills", repite machaconamente, casi con sorna. Sí, run to the hills. Aún somos dioses...

Amanece mientras nos levantamos febriles de entusiasmo. Volvemos al monte. Petate, bocadillo, y a los coches. Destino, una vez consensuado: el Monsacro, máximo exponente de la orografía teñida de connotaciones mágico-religiosas en la tierra astur. El termómetro marca dos grados bajo cero. No importa. aún somos dioses. Atravesamos Santolaya, y nos dirigimos, tras comprobar decepcionados la inexistencia de locales destinados al refrigerio y restauración abiertos a esas horas de la mañana, a nuestro punto de partida. Llegamos a La Collada, no sin ciertas precauciones, fruto de la tonalidad peligrosamente blanquecina de algunas curvas. Salimos del coche, golpeados por la brisa hostil que nos salpica el cutis. Cogemos la mochila y al monte.

La ruta está perfectamente marcada. Al poco, la nieve comienza a desdibujar nuestras botas, rivalizando con el barro a la hora de restar sequedad al terreno. El sendero, perfectamente nítido, sube en abrupta pendiente, al tiempo que crece la cota de nieve. Poco a poco, el camino se va volviendo más intuitivo que evidente, y por ello hay que ir comprobando dónde pisamos. Constatamos que en breve se hará necesaria la técnica de relevos, para ir abriendo camino entre el agua solidificada. Poco a poco, vencemos la ladera, mientras las polainas empiezan a evidenciar su protagonismo.



Progresivamente, una hermosísima Asturias nevada se manifiesta ante nosotros y, casi sin darnos cuenta, llegamos a la vega que alberga las dos capillas que permiten a la montaña hacer honor a su nombre: la de Santa Magdalena y la reconstruida a partir de las ruinas de un viejo templo celta de culto pagano. Frente a nosotros, una mole que tiene pinta de ser la cumbre. Algunos, viendo el perfil que está adquiriendo la jornada (la nieve casi ya por las rodillas) recurren al uso de pantalones de agua.




Retomamos la ascensión, y nuestros temores se vuelven realidad: hay mucho camino que abrir. La senda, inexistente bajo casi un metro de nieve, debió de ser en algún momento un férreo asidero para el ascenso, al que sin duda no podemos recurrir. Turnándonos y a trompicones, esquivamos depósitos de nieve y traicioneras piedras, subiendo trabajosamente. Un sol magnífico comienza a hacer acto de presencia y algo parecido a una cúspide se alza ante nosotros. Bromeando, sentenciamos que una foto extraída del Himalaya o de los Alpes no debería distar en exceso que lo que contemplamos. Al fin, coronamos una cumbre, con la desolación que comporta descubrir que el Monsacro no está a nuestros pies, sino que se presenta a unos trescientos metros a la derecha, enhiesto y desafiante.




Entre exabruptos y farfulleos descendemos algunos metros, cresteando hasta aproximarnos a la ladera con pinta de ser la definitiva. La nieve casi nos impide caminar. Más de uno se entierra hasta la cintura. El ascenso es costosísimo. Tan solo unos metros más, y la gloria. Un vértice derrumbado y un buzón de cumbres certifican nuestro triunfo. Una Asturias blanca nos rodea, en una panorámica de 360 grados. Sí, aún somos dioses... Al poco, llega el integrante de la expedición que se había quedado rezagado, haciéndonos creer que no estaba dispuesto a enfrentarse al esfuerzo final. Fotos, breve refrigerio, y lento y precavido descenso.



Esta vez optamos por bajar de frente, lo que merma los metros pero acrecienta las dificultades. Resbalones y mojaduras. Conatos de pies retorcidos. Al fin alcanzamos de nuevo la vega, y descendemos por el camino, esta vez ya con muy poca dificultad, una vez que la ruta ha sido pisoteada por los montañeros que nos sucedieron en el ascenso.



Ya en el coche, y como es tradición, remojamos nuestro triunfo en un bar de Santa Eulalia, de cómplice nombre: La Güestia. Regreso a Oviedo, y fraternal despedida...



Sí, aún jugamos a tentar a la muerte, aún contemplamos, en la distancia, las cumbres con la ambición de quien solo camina alentado por el triunfo de la superación personal. Sí, aún luchamos contra los elementos, soñando con alcanzar esas deseadas cumbres, como dice otra célebre canción del más famoso de los grupos metal británicos, "Where eagles dare". Sí, aún somos dioses...

P.D.: a los demás, estéis o no soportando con estoicismo los inconvenientes de las reivindicaciones laborales, tranquilidad y consuelo. Habrá más...

Datos técnicos

Distancia recorrida: 7,07 km

Tiempo: 4 horas y 20 minutos





Album de fotos completo ennuestra cuenta Picasa y pequeño video en youtube desde la cumbre:

lunes, 25 de octubre de 2010

Pico Jultayu. (1940 mts)

No son muchas las ocasiones en las que nos echamos el petate a la espalda, y bastón en mano nos juntamos y nos echamos al monte, cada vez es mas frecuente que cuando nos  reunimos y echamos la vista atrás vemos mas lejos la ultima vez que coronamos una cumbre, y ganas hay, de eso estamos todos de acuerdo.

Y en nuestra vuelta a los montes, nos dirigimos al macizo oriental de los picos de Europa, para realizar la ascension al pico Jultayo.

Para ello madrugamos y nos reunimos a las 7 de la mañana en Oviedo, Abel, un servidor, Charlie y uno de los rezagados de ultima hora, Javi. Cuando llegamos allí, Charlie, nos comento que nuestra expedición iba a contar con un integrante de ultima hora, con Fran, que nos esperaba en el aparcamiento de una famosa tienda de muebles suecos.

Asi que una vez reunidos todos nos dirigimos hasta Cangas de Onís, para tomar un cafetin y hacer acopio de víveres para la ruta que ibamos a llevar a cabo.

Una vez desayunados, nos dirigimos a los Lagos de Covadonga, para dejar el coche en el aparcamiento del lago Ercina (1120 mts), donde tendría comienzo nuestra ruta a pie.

Comenzamos a caminar a las 9 y media de la mañana, el cielo estaba despejado, había amanecido nublado en Cangas, pero aquí arriba estaba despejado y hacia con ello un dia propicio para el senderismo.

La ruta demandaba dejar el lago a nuestra derecha siguiendo un sendero que nos llevaran a una zona de brañas dejando un pequeño hayedo a nuestra derecha, después el sendero, siempre bien marcado, nos adentrara en otro hayedo y después de pasar un pequeño reguero, seguiremos camino simpre bien marcado y señalizado de piedras en suave pendiente, donde dejaremos una fuente a la derecha, hasta llegar al collado de Jito (1600 mts), donde encontraremos una señal que nos indica el camino al refugio, además de encontranos con una chapa informativa colocada por un grupo de montaña que nos da referencia del nombre y altura de cada uno de los picos que podemos observar desde ese punto.

Tomamos el camino hacia el refugio, y después de 6 km de ruta, alrededor de las 1 de la tarde conseguimos llegar a las brañas de Vega de Ario (1600 mts), en las que paramos a tomarnos un café para descansar y coger fuerzas para realizar la ascensión a la cumbre.

Una vez retomamos fuerzas, proseguimos con la ruta, esta era la parte mas complicada ya que la mayor parte del desnivel de la ruta, unos 400 mts en 2 km que era lo que nos restaba para alcanzar la cima.

Seguimos la ruta por el sendero hasta una bifurcacion, a la izquierda nos lleva al canal de Trea, que desciende hasta juntarse con la ruta del Cares, en el pueblo de Caín, o por el camino que nos interesa, de frente hacia el Jultayo, una ascensión dura entre zona de piedra, que nos dificultaba en demasia el camino, y en la que los rebecos que nos cruzamos recorrían con una facilidad pasmosa.

Poco a poco, y casi sin darnos cuenta salvamos y llegamos a la cima del Jultayo (1940 mts) después de haber dejado la Vega de Ario hacia una hora.

Una vez arriba, toca hacer las fotos de rigor, merecidas, por que las vistas eran una gozada, nunca habías realizado ninguna ruta por los picos de Europa y es una gozada, desde la cima se podía divisar gran cantidad de Picos, como los Cabrones, Urriello, Bermeja o el deseado Torreceredo, además de si mirabas para abajo, y vértigo aparte, ver la garganta del Cares con el pueblo de Caín justo debajo nuestro, tan vertical que daba la sensación que si tirabas algo podía caer perfectamente en alguno de los coches que estaba en aparcamiento del pueblo.

Una vez llegamos todos a la cima; que compartimos con otro grupo de montañeros de Vizcaya, después de haber descansado de la ascensión, emprendimos el camino de regreso por el mismo camino.

Otra vez de vuelta a la Vega de Ario, nos dirigimos al refugio del marques de Villaviciosa, para hacer la parada de la comida, el refugio estaba cerrado, pero aun asi recogimos agua de la fuente que esta próxima a el y nos sentamos en la pradería a avituallarnos.

Una vez fartucos proseguimos el camino de vuelta, con el respeto que nos daba el ver que se nos estaba metiendo la niebla, pero una vez llegamos al collado de Jito esta misma se volvió a disipar y tuvimos el cielo despejado hasta llegar el punto de comienzo en el lago Ercina, después de casi 8 horas de ruta donde nos cambiamos en el mismo aparcamiento y nos fuimos a tomar unas cervezas al chigre del mismo lago y a empezar a pensar cual y cuando va a ser nuestra próxima aventura.

 

Perfil

 

Recorrido 3D

Muchisimas mas fotos en nuestro album online

miércoles, 28 de julio de 2010

Comeback special!


El angustioso erial, el incierto marasmo en el que parecían encontrarse hundidas las actividades de la facción fundacional de nuestro tan amado club (esto es, la sección montañera) llevaban mucho tiempo resultando desoladores para buena parte de los integrantes de este colectivo. El aroma matutino de los cafés, rumbo a las cumbres, los destellos del perlado rocío, iluminado con el primer rayo del día, mientras nuestras botas aplastaban suavemente la hierba, sonaban ya tan lejanos que parecían poco menos que un nostálgico sueño de algo nunca alcanzado, de una Arcadia feliz que jamás hubiese existido, fruto de las alucinaciones de un loco alienado...
¡En absoluto! La Güestia tiene existencia real (sin buscar con ello un juego de palabras), y con ella la sección más purista del grupo, que reivindica, con su actividad, la recuperación, casi ya perdida, del sentido original de nuestro club: el ascenso a la montaña, el triunfo sobre la naturaleza, el encuentro con uno mismo, fusionando esfuerzo extremo y naturaleza desafiante.
El destino seleccionado, en esta ocasión, revestía un especial simbolismo para buena parte de los integrantes: el Camín Real, desde la Corredoria hasta el pico Monegro, pasando por Porcabezas y la campa de Cueiro, con su correspondiente regreso. El itinerario, por su naturaleza fronteriza y por su riqueza paisajística, resultaba atrayente, si bien alguno de los integrantes de la expedición dudaba de que la ruta tuviese la suficiente dosis de dureza. Su escepticismo se disipó rápidamente...
La sección carbayona arrancó de la capital a las 8:30 de la mañana, con optimismo pero con reticencias: el día no había amanecido tan despejado como el boletín había anunciado. Ya en Santa María de Grado, y una vez conseguido el medio de locomoción para la aventura, se recogió in situ al resto de los expedicionarios, dirigiéndonos al concejo de Belmonte haciendo uso del flamante (y por mucho tiempo último) nuevo tramo de la autovía a La Espina. Las poblaciones se sucedían: Belmonte, Ondes, San Martín. La meteorología fue empeorando progresivamente, hasta el punto de tener que recurrir, inesperadamente, a las luces antiniebla para poder llegar con cierta seguridad a la veiga de la Corredoria, donde dejamos el vehículo y nos pertrechamos con todo lo necesario. A pesar del encapotamiento, la luz del sol comenzó a filtrarse rápidamente, abrigando así esperanzas de disfrutar de un buen día de sol. Y en efecto, en menos de media hora ya teníamos un radiante día de sol sobre nuestros aún no quemados cogotes. A través de una pista alcanzamos rápidamente el collado Balbona, que servía de base a nuestra primera meta del día: el pico Porcabezas. Flanqueándolo por la ladera situada hacia el sur hicimos cumbre sin problema alguno, contemplando así una vasta extensión de suelo astur que se extendía desde el Cornón hasta Salas, y de Peña Manteca hasta Peña Ubiña. El descenso resultó igual de cómodo, y retomamos la Calzada Romana en dirección a la Forcada, dejando a nuestra derecha, y muy por debajo, el pueblo de Llamoso. Las lomas se iban sucediendo sin dificultad, a pesar de que el sol hacía subir los termómetros vertiginosamente: iba a ser una jornada estival realmente dura, agravada por la escasez de fuentes a lo largo del camino. Al poco de atravesar la Cruz de la Sierra, perfectamente orientados, cruzamos una zona boscosa, metros antes de llegar a Priálvarez. El ritmo era acelerado, y con él el consumo de líquidos y el desgaste físico. Poco a poco, el camino mejoraba de aspecto, dejando entrever en ocasiones lo que parecían vestigios del antiguo pavimento romano. Poco a poco, la pista que subía desde la localidad de Montovo se iba aproximando, lo que nos anunciaba al acercamiento a la falda del pico La Berza. Rodeándolo, enseguida divisamos el alto que, como algunos ya sabíamos, anunciaba la inminente llegada a la veiga de Cueiro. En efecto, en unos minutos se abrió ante nosotros una vasta extensión de pradería, que alcanzamos por su margen derecha, para bordear el prado de Cueiro y alcanzar el alto, donde sin esperarlo tuvimos que sortear las artificiales lindes con las que los vecinos de Teverga han puesto punto y final a siglos y siglos de pacífica convivencia entre los ganaderos de Taxa, Montovo, Valcárcel y La Bustariega, marcando nítidamente la desaparición de los tradicionales bienes procomunes (en efecto, sí; es una crítica y denuncia explícita, máxime teniendo en cuenta que la alambrada dificulta enormemente a los senderistas la continuación del camino hacia los valles de Somiedo). Sorteado el obstáculo, la fuente ubicada junto al depósito sito al lado de la Senra nos permitió reponernos parcialmente, antes de acometer la última cota del día, el ascenso al pico Monegro. Para lograrlo, tuvimos que avanzar por una pista zigzagueante, mientras temperaturas infernales abrasaban nuestras espaldas, y los destellos en las piedras dificultaban la visión. Objetivo logrado. El descenso del pico, más rápido, sirvió de transición al almuerzo, de nuevo junto a la fuente, acompañados por la entrañable presencia de una vaca que amenazaba con convertir en improvisado capote la camiseta de uno de los integrantes de la expedición, colgada de un árbol al objeto de que secase.
Y vuelta hacia atrás. De nuevo, los integrantes de la expedición imprimieron un ritmo infernal a la caminata, volviendo igualmente por el Camín Real, sin mayor incidente que el eventual protagonismo del sombrero de uno de los montañeros, que por unos instantes jugó a ser cometa, antes de que un respiro en la ventolera facilitase su rápida recuperación. Ya en la falda de Porcabezas, uno de los miembros de la ruta, haciendo concesiones a la sensiblería, confesó que secretamente anhelaba que sus restos,a modo de mortaja o cenizas, reposasen en las inmediaciones del Alto del Mouro, máxima representación para él del Nirvana y la ataraxia eternas. Un breve respiro (durante el cual algunos constataron que el sol se había cebado con ellos más de lo esperado) nos permitió llegar hasta el vehículo con más comodidad, comprobando sorprendidos el tiempo de la caminata de regreso: ¡poco más de dos horas y media! Por último, una buena cerveza en Belmonte nos ayudó a recuperar el aliento, antes de regresar a casa.
Los demás, tranquilos: siempre volvemos a la montaña...

Al margen del valor simbólico de la ruta, que confío en que nos sirva para retomar ilusionados las actividades montañeras, raíz y origen de este club, la caminata que realizamos presenta varias particularidades que, a modo de hitos, permite a «La Güestia» batir nuevas marcas, si bien hemos de confesar que alguno de los datos está más contrastado que otros:

Máxima distancia recorrida: 27,5 kilómetros
Mayor número de vértices geodésicos alcanzados en un día: dos (Porcabezas y Monegro).
Mayor número de concejos recorridos durante la caminata: cuatro (Belmonte, Grado, Somiedo y Teverga).
Pico con vértice geodésico más tempranamente alcanzado: hacia las once de la mañana.

Otros datos de interés:
Tiempo total de la ruta: 7 horas y treinta y siete minutos
Tiempo real caminando: unas siete horas
Velocidad máxima: 10 km/h
Velocidad media (incluyendo el tiempo parados): 3,6 km/h

Os dejo en la parte superior el mapa con el track. He tenido dificultades de edición, pues tenida almacenadas otras rutas de la zona, y hay cierto solapamiento. La ruta realizada se corresponde con la línea amarillo-blanquecina con puntos rojos. He señalado los tres hitos más importantes: comienzo, fin, y el pico Porcabezas.

viernes, 23 de julio de 2010

Fotos ruta Tineo

Ya colgaron las fotos de la ruta de Tineo, se pueden ver en el siguiente enlace de Album picassa

martes, 6 de julio de 2010

I Marcha BTT Sierra de Tineo

cartelbtttineo

El Club BTT Sierra de Tineo organiza la I Marcha BTT Sierra de Tineo que tendrá lugar el sábado 17 de julio de 2010 con salida en el campo de San Roque en Tineo y llegada en Tineo.

El plazo de inscripción termina el día 7 de Julio y cuesta 15 euros para los deportistas federados y 25 para los no federados.

La inscripción incluye el seguro medico, asistencia medica y mecánica en carretera,3 avituallamientos, duchas y lavado de bicis al final de la prueba y detalle conmemorativo.

Para poder participar es necesario ser mayor de 17 años.

Para inscribirnos tenemos que mandar un mail a la siguiente dirección, sierradetineo@hotmail.com con los siguientes datos:

  • Nombre y apellidos.
  • Dirección.
  • Teléfono.
  • DNI.
  • Fecha de nacimiento.
  • Club.
  • Indica si se estas federado o no.


El pago debe efectuarse en la cuenta de Cajastur: 2048 0015 24 3400016079 , y deberá realizarse en el plazo de los 5 días hábiles posteriores al envío de los datos. Una vez comprobado que el pago se ha realizado se hará efectiva la inscripción.

Si una vez realizado el pago por alguna razón justificada no se puede asistir, se debe mandar un mensaje a la dirección de correo anterior antes del 9 de julio.

Mas informacion en http://www.bttsierradetineo.blogspot.com

martes, 4 de mayo de 2010

Corre. Be Different

Os dejo estos geniales carteles diseñados exclusivamente por Brevers para la Media del domingo en Gijón, a ver si algún visitante siente el gusanillo al verlos y podemos impulsar esta gran carrera organizada entre amigos con medios modestos pero mucha ilusión y trabajo:













Información en ciudaddegijon.org

martes, 27 de abril de 2010

Pico Fornos. 1931 mts

Algunas fotos de la ruta del pico Fornos, esta ruta la hicimos de casualidad por que queríamos subir el pico Torres y por el mal tiempo no lo hicimos, y luego mirar en las fotos que día nos quedo, para realizar la ruta seguimos la senda del lago Ubales y nos desviamos hasta allí. No tengo ganas de enrollarme, recordar solo el descenso mas rápido de una montaña como club. Así que pongo las fotos, el mapa con la ruta y los datos.

fornos fornos2 fornos3 ubales 1

Datos

Altura máxima. 1931 mts

altura mínima. 1446 mts

ganancia desde salida. 477 mts

Max pendiente.43.45 %

Velocidad media. 2.5 km/h

velocidad Max. 13 km/h

viernes, 9 de abril de 2010

Las primeras capturas de la temporada...




Ante el afán del Club por diversificar perfiles deportivos, es constatable la existencia de un reducido, intermitente e ilusionado grupúsculo de aficionados a la pesca fluvial. Debido al incio de la temporada, alguno de sus integrantes ha aprovechado para realizar las primeras capturas (para los interesados en los detalles técnicos, con cucharillas doradas del número 2).

martes, 30 de marzo de 2010

Cruz de la Viorna (Cantabria)






Aunque hace ya mas de 15 días que hicimos esta ruta, aprovecho ahora que tengo tiempo para colgarla en el blog.


La ruta comienza en un pueblo que se llama Maredes, a un par de kilómetros de Potes, en la comarca de Liebana.


Esta ruta la teníamos fuera de todo planing, por que nuestra idea era la de ir de fin de semana de casa rural, el sábado ir a visitar la Cueva del Soplao, como ya relato magistralmente nuestro Master, y luego por la noche ir a mover el esqueleto a Potes y luego el domingo ya se vería, pero una vez en Potes empezamos a decir que no había fiesta allí, que quien iba a ir hasta allá a salir por un pueblin que solo tiene fiesta en verano, que no había nada, eso ante mi estupor por que yo lo único que veía eran panfletos y carteles por todo el pueblo anunciando una fiesta latina en un local del pueblo.


Bueno, la cosa es que al final unas cervezas a ritmo de la Noria y pa la cama, que nos íbamos a levantar temprano para hacer una ruta sencilla.


Y la ruta escogida fue esta, ir a la Cruz de Viorna, para ello nos dirigimos al citado pueblo de Maredes y aparcamos los coches en las primeras casas del pueblo, y no en la posada del mismo, y quiero decir esto para que nos sirva de referencia, por que si empezamos a andar por el camino que sale a la derecha nos va a llevar mas placidamente aunque hagamos un poco mas de recorrido a la cima, que si seguimos el camino que sale desde la Posada, ya que por allí vamos a atajar por un cortafuegos, que siempre es mas empinado y engorroso de atravesar.


Dicho esto, para no irme por las ramas, voy a relatar la ruta desde el principio.





el atajo, para quien lo quiera




Una vez aparcamos en el pueblo, nos dirigimos hacia la posada y cuando estábamos a escasos metros giramos a la derecha por un camino que nos lleva al cortafuegos, y ascendemos por el hasta llegar a un sendero que asciende fuertemente zigzageando la montaña, hasta que después de un fuerte repecho el camino comienza a descender, en ese momento es cuando dejamos el camino para tomar un sendero algo embarrado que atraviesa una pradera a la derecha y que nos llevara a la enorme cruz, el camino no tiene escesivamente perdida por que la cruz se deja ver lo suficiente para que nos sirva de referencia.


Para el descenso simplemente es desandar el camino, pero no hay necesidad de tomar el atajo, ya que si seguimos el camino hasta el final nos llevara hasta las primeras casas del pueblo como dije al principio.


A pesar del mal tiempo, pudimos disfrutar de unas preciosas vistas


Es una ruta sencilla por que es corta y no tiene demasiada complejidad por que aunque no esta señalizada, es seguir el camino hasta la cruz, la única complejidad que tiene es su fuerte pendiente, hay que salvar 800 mts en apenas 4 km, ya que practicamente desde que empiezas a andar hasta la cumbre es todo cuesta arriba, sin apenas descansos.


Nosotros tuvimos mala suerte por que el día no acompaño, casi en la cima nos empezó a nevar, pero si hubiéramos tenido un buen día, seguramente podríamos apreciar unas vistas impresionantes ya que se puede visualizar casi la totalidad del valle de Liebana, además de que desde una piedra cercana a la cruz se puede ver el monasterio de santo Toribio, lugar de peregrinación ya que allí se guarda un trozo de la ligna crucis; la cruz en la que falleció Cristo, Cuenta la leyenda que desde esta cima, santo Toribio lanzo su báculo, y en el lugar donde cayera, seria donde levantaria su monasterio.
Desde aqui, con un poco de vertigo podemos apreciar el monasterio

Es una pena que fueramos un poco sin preparar, no llevabamos agua ni nada, ni tampoco llevabamos la tarjeta del club, aunque tampoco encontramos buzon alguno, hicimos una ruta un poco dominguera, jeje.

Datos:

Altitud máxima: 1087 mts
Tipo de ruta. Lineal
Duración: 4 horas aprox
Desnivel. 800 mts

viernes, 19 de marzo de 2010

3.000 pasos de viaje subterráneo...

El espíritu humano, como la propia naturaleza, no conoce de límites y contornos precisos, nítidos y encorsetadores. Por tierra, mar y aire, los expedicionarios se han aventurado siempre a surcar, parafraseando a Truman Capote, "nuevas voces, nuevos ámbitos". La Güestia no podía ser menos. Poco a poco, la superficie cantábrica se nos va antojando menos retadora, menos abrupta, menos desconocida. Era hora ya de... descender al Averno.
El objetivo era la cueva conocida como de "El soplao", en tierras cántabras. A través del atrayente reclamo que en su página web constituía el rótulo "Visita turismo-aventura", un nutrido grupo de integrantes y simpatizantes del colectivo nos decidimos a dejarnos guiar, por una vez, por las profundidades de la orografía norteña. Para ello, parte de los expedicionarios se desplazó hasta la localidad vecina de Potes para pernoctar durante el viernes (quizás convenga recordar que la mentada cueva se encuentra a escasos kilómetros de Unquera, en la carretera de Los Tánagos y muy cerca de Rábago), mientras que el resto de los aventureros optaba por realizar el viaje por carretera en la misma mañana del sábado.
Dicho y hecho. El día 13 de marzo amaneció nublado, pero no excesivamente inquietante. El improvisado taxista recogió al resto del grupo (no excesivamente nutrido, la verdad...) en la capital asturiana a las ocho y media, encaminándose hacia tierras montañesas con un ojo puesto en la carretera y otro en el reloj (apenas dos horas nos separaban de la cita concertada). El viaje, animado por la actuación de nuestro improvisado DJ, nos permitió disfrutar de un variado repertorio de música contemporánea, destacando especialmente la selección satánica...
Justo a tiempo, el coche, a través de una zigzagueante y empinada carretera, logró llegar a las inmediaciones de El Soplao a las diez y veinticinco, comprobando en breve que el resto de los expedicionarios ya se encontraba allí, después de haber experimentado una mañana bastante menos estresante y apurada. Tras el paseo de rigor por la zona "merchandising", a las once menos cinco nos aproximamos a las instalaciones que permitían aprovisionarse con el material necesario para el descenso: mono integral modelo "chapapote", botas de goma, casco de minero y luz. Dos monitores no harían de guías durante todo el descenso. En breve nos aproximamos al túnel que permitía el acceso a la cueva. ¿Saldríamos de allí?
A lo largo de los primeros hectómetros pudimos contemplar los vestigios de la mina allí explotada, al objeto de extraer galena, fundamentalmente. Entibados con rigor, los metros se hacían sin dificultad, contemplando distintos túneles que, a modo de bocacalles, se abrían a derecha e izquierda. Al fin llegamos a la Galería Gorda, donde pudimos empezar a comprender por qué a El soplao se la denomina como "la capilla Sixtina de las cuevas": una impresionante oquedad salpicada por una miríada de imponentes y descomunales estalactitas se abría ante nuestros sorprendidos ojos, mientras escuchábamos las explicaciones de nuestros "cicerones". Algo más adelante, llegó la advertencia: a partir de allí comenzaba la ruta "de aventura". Encendimos las luces, con el corazón algo encogido ante los requiebros pedregosos que a duras penas adivinábamos ante nosotros. Comenzamos a andar, cuidando de no dar en un techo que cada vez se aproximaba más y más al suelo. Para los claustrofóbicos llegaron las primeras sensaciones de agobio, si bien no dudaron en continuar. Las galerías se sucedían: la de Los Italianos, la del Campamento (en la cual aún se conservan indicios de eventuales asentamientos de espeleólogos al objeto de evitar las molestias del tránsito al exterior para hacer noche), la de El bosque, etc. El volumen que se abría a nuestro alrededor aumentaba y disminuía de forma inverosímil, contemplando tanto grutas inmensas, pobladas hasta el delirio por estalactitas y estalagmitas, que rivalizaban en majestuosidad, como angostos pasajes de muy justo acceso. La profusión geológica llegó al punto de poder contemplar un fenómeno conocido como "excéntricas", esto es, estalactitas que desafían a las leyes de la gravedad manteniendo una horizontalidad desafiante. En ocasiones, las paredes se nos aproximaban más de lo deseado. Otras veces, era necesario recurrir a cuerdas para facilitar el tránsito entre las grutas. En cualquier caso, nada que volviera impracticable el avance. Al fin, en la última de las grutas, los guías nos pidieron un pequeño favor, al objeto de experimentar nuevas sensaciones: apagar todas las luces y guardar silencio por unos momentos. He de confesar que si alguna vez en mi vida he sabido lo que es la ceguera absoluta con los ojos abiertos fue en ese momento. Una inquietante paz exterior e interior nos invadió en esos instantes. De muy difícil reproducción para quien no haya pasado por ello. Al fin, volvió la luz, el sonido, y con ellos el regreso por el mismo camino, encontrándonos ya en la zona de fácil acceso con visitantes que nos observaban como si de auténticos selenitas se tratase. Nos desembarazamos de toda la equipación y nos fuimos a comer en las inmediaciones de Unquera, para celebrar por todo lo alto nuestras nuevas experiencias. Tras el ágape, la mayor parte de la gente optó por disfrutar hasta el domingo de la hospitalidad cántabra, mientras el cronista intentaba infructuosamente llegar a Oviedo con el tiempo suficiente como para dejar la crónica colgada en el blog. Desde aquí agradecemos la premura con la que nos atendió el servicio de restauración del estableciminiento al que acudimos para reponer fuerzas. Encomiable competencia y celeridad. En fin...
Personalmente, me quedó un regusto extraño tras la ruta. Acostumbrados a jugarnos el tipo abriendo vías en nuestras queridas cordilleras, la ruta de el Soplao sabía a cocina precocinada, a viaje a Harlem en un autobús blindado. Sin embargo, la apertura de todo un campo de sensaciones nuevas, en un contexto que nos resultaba tan ajeno volvió el sabor, si no dulce, al menos desconocido e incitante. Un plato para repetir, sin duda.
Al resto, como siempre: habrá más, tranquilos...

La expedición del "Güestia XIII", en cuarentena tras regresar con éxito a la superficie terrestre

miércoles, 10 de marzo de 2010

Las fotucas de la hazaña de Trubia

Pues como reclamaba alguno (uno) de nuestros seguidores, os dejo algunas galerias colgadas amablemente por corredores, familiares o amigos, de la carrera más exitosa de La Güestia hasta la fecha, ya que nuestro Chema lograba el reto de bajar de la barrera del 1h30, alcanzando una nueva dimensión atlética, héroe!!

De Manuel:


Optimistas antes del pistoletazo


De Mario:
http://www.flickr.com/photos/mario_tapia



Presumiendo de Güestín a pesar del frío!


De Jose Miguel:





Tomando del frasco!


De Gonso:

http://picasaweb.google.es/gonsovaldes/MediaDeTrubia#



Chema con sus lujosas liebres...


...y yo con las mías, somos élite!


De Elsa:



Controlando el crono

Saludando a la afición!


De Marta:

http://picasaweb.google.es/Marta.Running/20100307#

Comprobando hasta el último segundo: record conseguido en 1:29:37!

Todos tenemos nuestro triunfo personal, mezcla de sensaciones extremas en meta: agonía y euforia, dolor y victoria, incredulidad y gloria al bajar en 7 minutos mi marca hasta 1:36:37!

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Por otra parte, aprovecho para colgar la galería de mi propio debut como fotógrafo en la Media Maratón de Siero, en la que también competió Chema en complicadísimas condiciones meteorológicas de frío y nieve, hecho que no le impidió aguantar bravamente... en tirantes! Yo, bien abrigado hasta las orejas, también disfruté la experiencia de vivir toda una carrera desde "el otro lado":


http://picasaweb.google.es/c.cabeza/MediaMaratonDeSiero2010#




Correr también nos hace niños


El triunfo está dentro de cada corredor