jueves, 4 de junio de 2009

La Batalla de Covadonga

Cuenta la leyenda que entre la primavera y el verano del lejano año 722, un valiente grupo de Astures irreductibles liderados por don Pelayo, no más de unos pocos cientos, se enfrentó bravamente a las temibles hordas musulmanas que los asediaban desde el valle de Covadonga.

Fortalecidos por su extraordinaria fe y voluntad, aunque muchos de ellos fueron cayendo según la batalla se recrudecía, unos pocos héroes fueron capaces de resistir el asedio, administrando sabiamente sus recursos y su conocimiento de aquellas escarpadas tierras transformaron su aparente debilidad en milagroso poder hasta que el diezmado ejercito infiel asumió su derrota y se batió en retirada hacia los valles vecinos donde hallarían su final sepultados bajos las rocas. Los supervivientes astures celebraban su gran victoria: la Reconquista había comenzado...

Casi trece siglos después, de nuevo la épica de la batalla retumbó en el valle de Covadonga una tarde del final de la primavera para unos pocos cientos de osados Astures, 769 para ser exactos, dos de ellos provenientes de la famosa división Güestista, que se enfrentaron de forma casi kamikaze al temible asedio de 21097 metros de hirviente asfalto, de calor terrorífico que acercaba los mercurios a los 35ºC, de bajas encadenadas, escasez de líquido, dificultades gástricas y acusadas rampas.....

Todo empezó a las 5 de la tarde. Las tropas astures se reunían a orillas del rio Sella a su paso por Cangas de Onís, frente al puente de piedra que construyeran los antepasados romanos. En las horas previas se había respirado un gran ambiente festivo por toda la villa, rebosante de algarabía en cada uno de sus rincones, mientras la división Güestista nos alimentabamos abundantemente preparandonos para lo que se avecinaba. A la hora indicada, un disparo seco al aire indicó el inicio de la batalla. Bandas de música tocaban sin cesar para elevar la moral del grupo mientras miles de familiares, amigos y curiosos despedían a la comitiva agolpados a los lados de la carretera. El sol caía a plomo sobre el campo de batalla, la lucha por la supervivencia había comenzado...

El maestro Chema tomó desde el inicio posiciones más adelantadas en las filas astures, mientras yo marchaba más cerca de la retaguardia, preocupado por los amenazantes rayos solares, pero muy animado también ante la numerosa formación que me acompañaba. Aunque pronto las altas temperaturas comenzaron a hacer estragos, y combinadas con la no muy lejana comida anterior que aún daba brincos por el estómago, me dejaron algo mermado físicamente, con flato y sin posiblidad de alcanzar un ritmo óptimo... en estas condiciones los primeros kilómetros fueron duros, esperando ávidamente por los primeros manantiales que debían estar en el 5º kilometro según los mapas de ruta. Un poco antes unas buenas mozas ofrecían frescas esponjas empapadas en líquido que rápidamente se agotaron, suerte que más allá al fin aparecieron los manantiales y todos pudimos coger nuestra botella... aunque en esta ocasión toda agua se hacía insuficiente, el medio litro rápidamente desapareció por mi garganta y sobre mi cabeza y nuca... Algunos de los que marchaban en la vanguardia del pelotón empezaron a caer poco más allá, las primeras bajas no se habían hecho esperar y ya no pararían hasta el final.

Yo por mi parte iba poco a poco adaptandome a las duras condiciones, y tratando de superar el flato, a esas alturas las sombras del valle eran gloria bendita. Para nuestro regocijo, algún lugareño también se apiadaba de nosotros y sacaba una manguera para regarnos literalmente, lo cual nos daba brios renovados. En el km 6 había otro lote de botellas reservado en el lado opuesto de la calzada para los que retornaramos de Covadonga, pero la urgencia de hidratación era tal que muchos se abalanzaron sobre ellas para obtener alivio inmediato causando que cuando completaramos 15 km a la vuelta no hubiese más agua que llevarse a la boca... Cualquier cosa para resistir el calor y el esfuerzo un poco más, la división de Bomberos también colaboraba pulverizando agua a nuestro paso.

En el km 9 la situación era ya crítica, la derrota revoloteaba nuestro alrededor y aún quedaba el km de ascension a Covadonga... pero de repente, cuando la esperanza casi se ahogaba, apareció en lo alto de la montaña la majestuosa basílica con sus campanas repicando con fuerza y la gente venida de todos los rincones animaba nuestra gesta... era como un milagro, el estómago se calmó, el flato desapareció, el sol ya no era el enemigo sino un testigo más de la odisea y las duras rampas de ascension ante mi parecían ser cuesta abajo, mientras los primeros supervivientes ya bajaban de vuelta, emprendí entusiasmado la subida a Covadonga con la carne de gallina ante la intensidad de emociones desatadas, la agonía convertida en euforia y de ahí a remontar posiciones entre las filas de la batalla, bajas por doquier, algunos se rendían, otros intentaban seguir caminando, mientras yo apenas tenía conciencia del tiempo hasta coronar en lo alto de Covadonga en 1hora 34 segundos, un último lote de botellas nos esperaba como premio antes de emprender el feliz descenso en el que recuperar las piernas, ya me noto capaz de superar la gesta, incluso oigo un grupo animandome por mi nombre ¿los conozco? pues no, lo habían leido en mi dorsal de batalla! tremendo...

Dejando atrás Covadonga, con 9 km aún por delante me encuentro renacido, fresco, indestructible... para mi sorpresa diviso a lo lejos a Chema delante mio, quizá pueda llegar a su posicion para sumar fuerzas, pasa algunos minutos y cuando ya me queda poco para alcanzarlo veo que abandona su puesto por algún problema imprevisto, vaya! continuo remontando puestos encontrando ya un peloton muy disgregado, pero felizmente numeroso, lo que me sigue dando impulso para una vez superado uno alcanzar al siguiente... paso por el km 15 donde nos esperaba supuestamente más agua, pero efectivamente se ha agotado, tendremos que conformarnos con las esponjas, los manguerazos y los riegos por aspersion... ya no me importa demasiado pues el final está cerca y la moral por las nubes, km 16, 17..intento subir un poco más de revoluciones y dar todo lo que me queda...18, 19, último kilómetro entrando de nuevo en Cangas y la gente que nos espera animando generosamente... recta final, el arco de triunfo en el horizonte, un último sprint para ganar los ultimos puestos...se acabó!! He ganado mi batalla en 1h 52min y me siento eufórico por haber resistido el asedio! En menos de dos horas llega también Chema a pesar de que sus dificultades fueron mucho peor de lo que yo imaginaba, pero sobrevivió bravísimamente como un titán mientras casi 160 supervivientes más llegaban por encima de las 2 horas!

La fe nos llevó a la meta victoriosa en una carrera mágica, épica, seguramente la más especial de cuantas se celebran en nuestra región. La Güestia estuvo allí.



..........................Perfil de la carrera........................

Clasificación

Fotos de la ascensión a Covadonga, cortesía de Frrial/Ángeles Llera:

Chema

Charlie

Fotos en meta, cortesía de la organizacion de la carrera:

Llegando al fondo

Entrada triunfal pese a todo

Fotos tras la llegada, cortesía de Rodrigo Vallina:

Chema

Uno que pasaba por allí :-p

5 comentarios:

Nandissimo dijo...

jeje, parece que lo pasasteis en grande! pues mientras vosotros batallabais, nosotros estabamos por el aramo resguardando el grial.

Helsinki dijo...

Pues na,otra muesca nel curriculum de los componentes de La Güestia:La Marathon del Nalon,42 km en ruta,y ya ye la segunda.Por dificultades tecniques nun puedo ponevos les semelles pol momento,pero ya caeran.Salú

Helsinki dijo...

Olvidavaseme,tiempu en meta 3h50'53" 7 min.meyor que la Campeona d Asturies.

Charlie dijo...

Enhorabuena crack, por esa segunda maratón, vaya niveles! Aunque lo más jodido debióser dar con el camino bueno no? :-p

RODRIGO dijo...

Mi madre Helsinki,entre maratones,medias,foros,blogs....no sé como tienes tiempo pa tanto.
Saludos a los blogeros de "La Güestia".